miércoles, 10 de septiembre de 2014

VUELTA A LA RUTINA


¡Hola a todos! Como no podía ser de otra manera, desde Mentalis hemos aprovechado el fin de las vacaciones y la vuelta a la rutina para hablaros un poquito de ciertas pautas que os pueden ayudar en el caso de que este periodo os sea un poco complicado de sobrellevar. Deseamos que os interese y os sea útil.

La vuelta a la rutina, sobre todo después de unas largas vacaciones, requiere cierto periodo de adaptación.
En el mejor de los casos es cuestión de paciencia y tiempo; se trata de ir poco a poco, adaptándose al cambio hasta ir cogiendo ritmo y llegar a la dinámica habitual.
 

En estas situaciones será suficiente tener en cuenta una serie de estrategias de prevención para ayudar a la readaptación y superar resistencias:

                -Mantener una buena alimentación.

                -Realizar con regularidad ejercicio físico.

                -Establecer alguna afición.

-Darse un margen de adaptación para normalizar los patrones de comida y sueño.

-Darse un margen de adaptación en el ritmo de trabajo, en la medida de lo posible.

En el peor de los casos, podemos toparnos con el conocido “síndrome postvacacional” , que lo padecen sobre todo aquellas personas que viven con insatisfacción su rutina diaria, sobretodo insatisfacción laboral y/o vital. En estos casos, se retorna de manera obligada y brusca a una situación indeseada que puede dificultar esta readaptación. Síntomas característicos posibles son: apatía, trastornos del sueño, irritabilidad, fatiga, tristeza, desgana, desmotivación...
 
Al margen del debate de si esta situación puede considerarse enfermedad o excusa, lo cierto es que existe un malestar real que, en el menor de los casos con voluntad y unos consejos es superable y, en casos más severos, sería aconsejable la intervención y ayuda de un psicólogo, ya que el sujeto por sí solo es incapaz de “quitarse de encima” este malestar.
 

En la mayoría de casos, el síndrome postvacacional es originado por una insatisfacción laboral; es aconsejable entonces planificar con antelación tanto las vacaciones como la vuelta laboral en algunos aspectos:

-Distribución de las vacaciones, a ser posible, para poder así evadirse varias veces al año.

-Asegurar que durante las vacaciones se va a disponer de tiempo para descansar y reponer fuerzas.

-Planificar el regreso a casa unos días antes para facilitar la readaptación progresivamente.

-Planificar actividades gratificantes en los momentos de ocio, establecer alguna afición.

                -Mantener una buena rutina de sueño y comida.

-Proyectar  realizar algo novedoso que te ilusione: ponerte en forma, empezar algún curso, retomar algunos de los objetivos planteados a principios de año... Es importante que este proyecto de futuro sea concreto y realizable (podéis echar una ojeada al artículo de febrero “Los Buenos Propósitos”).
 

-Mantener una actitud positiva y optimista: ¡es importante darse cuenta y estar agradecido por el hecho de tener un trabajo que te permite disfrutar de vacaciones y vivir el resto del año!
Para finalizar os dejo este enlace en el que los médicos de familia de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitarios (SemFYC) facilitan una serie de recomendaciones para ayudar a una mejor adaptación en los primeros días de trabajo. 

Un saludo y... ¡ hasta el próximo artículo!

Mayte Moreno
www.mentalis-psicologia.com

miércoles, 3 de septiembre de 2014

LA PROYECCIÓN PSICOLÓGICA


¡Hola a todos! Esperando que hayáis pasado unas reparadoras vacaciones, desde Mentalis este mes de septiembre ponemos sobre la mesa un tema quizás un poquito complejo pero muy interesante que nos afecta a todos en mayor o menor medida... deseo que os guste.

1. ¿QUÉ ES LA PROYECCIÓN PSICOLÓGICA?

La etimología de la palabra “proyección” viene del latín proiectio, de proficere (pro=delante y facere=hacer).

La proyección psicológica es un mecanismo de defensa mental por el que el sujeto atribuye a otras personas las virtudes y defectos propios. Es decir, es un mecanismo de defensa mediante el cual una persona atribuye a otros sentimientos, pensamientos o impulsos propios que niega o le resultan inaceptables para sí mismo. Se proyectan sentimientos, pensamientos o deseos que no terminan de aceptarse como propios porque generan angustia o ansiedad, es decir, que este mecanismo se pone en marcha ante situaciones de conflicto emocional o bien ante sentimientos de amenaza interna o externa. Nuestro inconsciente, a través del mecanismo de la proyección psicológica, ante una amenaza para la propia salud y estabilidad mentales, lo que hace es hacernos creer que el defecto sólo existe “fuera”, en la otra persona. De este modo, nuestra mente logra, de manera aparente, poner contenidos mentales amenazantes afuera. Estas proyecciones son válidas tanto para características positivas (admiración, cariño,...) como negativas (odio, envidia...), de las que hablamos brevemente más adelante.

El mundo interno tiende a teñir el mundo externo con sus propias características. Así, por ejemplo, si nos sentimos muy alegres normalmente miramos el mundo que nos rodea con optimismo y alegría, expresándonos con frases tales como “hoy la vida me sonríe”, “qué día tan feliz”. Obviamente ni el día está feliz ni la vida sonríe a nadie... estas cualidades son realmente subjetivas y propias y somos nosotros mismos quien las “sacamos” hacia afuera. El proceso de proyección es inherente al funcionamiento mental humano y, por tanto, nos ayuda a sentir y pensar el mundo como algo humanizado.

Si prestamos atención a este mecanismo podremos descubrir que lo que vemos en los demás nos puede decir mucho de nosotros mismos, ya que en estos casos el exterior actúa como un espejo en el que vemos reflejados aspectos de nuestro propio ser. Veamos un ejemplo...¿Nunca os ha pasado que conocéis a alguien que os cae muy mal y os genera un gran rechazo, sin causa aparente? Realmente estamos ante un aspecto de nuestro propio interior que no nos gusta, estamos mirando de frente una parte de nosotros mismos que detestamos.
 

Para un buen autoconocimiento lo importante en este aspecto que nos ocupa es darse cuenta y ser consciente que aquello que proyectamos en los demás es realmente algo que habla sobre nosotros mismos, aunque nos cueste admitirlo. Tal y como dijo F. Perls: “Cuando proyectamos no sabemos que estamos proyectando. Mucho menos que seamos un proyector. Entonces, la proyección consiste en la tendencia de hacer responsable al ambiente de lo que se origina en el Sí Mismo”.

2. TIPOS DE PROYECCIÓN

Encontramos varias maneras de clasificar la proyección psicológica, aunque en este caso tendremos en cuenta:

        -Proyección positiva. Se da cuando el sujeto atribuye a otra persona cualidades o características positivas, como la admiración, la idealización, el cariño, la simpatía... un ejemplo muy claro de proyección positiva se da en los procesos de enamoramiento. Entre las funciones positivas está la de proporcionarnos una forma de simpatizar con los demás. El requisito sano es tener conciencia de los propios sentimientos y pensamientos en el momento de realizar juicios de valor sobre el mundo.
 
        -Proyección negativa. Opera ante situaciones de conflicto o amenaza que generan ansiedad y consiste en atribuir a otras personas u objetos los sentimientos, impulsos o pensamientos propios que resultan inaceptables para el propio sujeto. Un ejemplo ilustrativo podría ser una proyección llamada “de rasgos propios”: imaginad la escena de una madre gritando a su hijo de 2 años “¡eres un egoísta insoportable!”.
 
Por otro lado también es importante destacar la diferencia entre proyecciones normalizadas (que operan de manera atenuada en ciertas formas de pensamiento normales de la vida cotidiana) y proyecciones patológicas (que operan de manera severa en ciertas formas de pensamiento patológico como en las neurosis o psicosis). Por ejemplo, en los procesos neuróticos o en la rigidez mental, este proceso psicológico se altera y la persona, de manera inconsciente, asume como reales aspectos profundos personales que pone en los demás o en las circunstancias externas. Un ejemplo de esto podría ser una persona que se dedica de manera obsesiva a limpiar su casa, exagerando y criticando a los demás acusándolos de sucios y descuidados cuando, en realidad, en el interior emocional de esta persona se está viviendo una “suciedad emocional” que proyecta al exterior. A pesar de que las personas que rodean a este sujeto ven claramente que está exagerando y comportándose con los demás de manera exagerada y desconsiderada, se consigue generar un ambiente hostil, aunque la persona no se dé cuenta de nada de lo que le pasa. Los celos patológicos, las conductas compulsivas, los pensamientos obsesivos y las reacciones paranoicas son ejemplos de formas “enfermas” de vivir la proyección.

3. LA SOMBRA: EL DESCUBRIMIENTO DE NUESTRO LADO OSCURO.
 


Según el diccionario de la RAE, define “sombra” como “oscuridad, falta de luz, proyección oscura que un cuerpo lanza en el espacio en dirección opuesta a aquella por donde viene la luz”.

A un nivel psicológico, la sombra está compuesta por todo aquello que hemos decidido arrojar al inconsciente en nuestro afán por evitar el rechazo de las personas que amamos o necesitamos. Como individuos sensibles a la opinión del otro, nos mostramos amables, educados... para lograrlo tuvimos que desechar todo aquello que pudiera parecer vergonzoso o reprensible (a pesar de ser parte intrínseca de nosotros mismos).

Según Carl G. Jung, la Sombra psicológica está constituida por el conjunto de frustraciones, experiencias vergonzosas y dolorosas, inseguridades, miedos y agresividad que se alojan en el Inconsciente del ser humano. La Sombra contiene todo lo negativo de la personalidad que el Yo, centro rector de nuestra parte Consciente, no está siempre en condiciones de asumir, motivo por el cual frena la manifestación de nuestra auténtica forma de ser.

De este modo, poco a poco se va construyendo en un rincón oscuro en nuestro interior forjado por acumulación de represiones y rechazos. De este modo se van desarrollando en nuestro interior, de manera simultánea, el Ego y la Sombra, conformando nuestra personalidad, que es con la que nos presentamos al mundo.

Imaginad que la Sombra es una reacción inversamente proporcional al rostro que mostramos al mundo: si nos mostramos extrovertidos y sociables, la Sombra será introvertida y reservada. Siempre que podamos incluir ambos extremos de esta dualidad en nuestras conductas, la Sombra se asemejará más a nuestra personalidad consciente y nos sentiremos mejor, al estar interna y globalmente más integrados... porque la Sombra es también una parte de nosotros mismos y el hecho de reprimirla o esconderla no hace que desaparezca.
 
 
Entonces ocurre que cuando la persona no puede asumir e integrar esas características negativas propias en sí misma, las atribuye a los demás, proyectando en los otros.

Hay que tener en cuenta que la sombra se hace hostil sólo cuando es negada o desplazada por no ser comprendida, por lo que no debe considerarse necesariamente como un enemigo. Teniendo en cuenta esta premisa, al integrar la Sombra de manera consciente, ocurre algo muy importante:  no se consigue la perfección, sino la plenitud y la autenticidad personales.

Os recomiendo una estupenda novela que describe de manera magistral todo lo que estamos hablando: Dr. Jekill y Mr. Hyde, del escritor Robert L. Stevenson.

El primer paso del encuentro con la Sombra normalmente se origina a consecuencia de una crisis personal. Es el momento de enfrentarse con uno mismo y advierto que es un proceso difícil de realizarlo en soledad.

4. INTEGRANDO LA SOMBRA.

Quién conoce a los hombres, es hábil
quién se conoce a sí mismo, es sabio.
Quién vence a los otros, es fuerte,
quién se vence a sí mismo, es poderoso.   
                               TAO TE CHING

En este apartado daremos unas pinceladas en forma de 4 pautas para ver cómo intentar integrar la Sombra. Pero antes que nada advertir que lo primero que hay que hacer es reconocer su existencia y aceptarla, teniendo siempre en cuenta que el encuentro con la Sombra propia implica una confrontación con uno mismo en todas sus dimensiones, ya que es un proceso que requiere abrazar de igual modo la luz y la oscuridad que hay en nosotros mismos.

¿Qué beneficios podremos obtener si conseguimos integrar los contenidos de la Sombra?

        -Autoconocimiento y autoaceptación.

        -Equilibrio emocional.

        -Liberación (sobre todo de sentimientos de culpa y vergüenza).

        -Reconocimiento de las proyecciones que definen nuestra opinión de los demás.

        -Saneamiento de nuestras relaciones (mediante la observación sincera de nosotros mismos y la comunicación directa).

        -Desarrollo de la imaginación creativa.

¿CÓMO ACERCARNOS A NUESTRA SOMBRA PERSONAL?

1.-Descubriendo aspectos de la Sombra

El primer paso es descubrir bajo qué aspectos se oculta nuestra Sombra... y esto lo podremos descubrir respondiendo a preguntas tales como:

        -¿Cuáles son tus rasgos que prefieres mantener en secreto?

        -¿Qué temas de discusión tiendes a evitar en tus conversaciones?

        -¿En qué situaciones te pones nervioso, sensible y a la defensiva?

        -¿En qué situaciones sientes vergüenza?

        -¿En qué situaciones te sientes inferior o te falta confianza en ti mismo?

        -¿Qué clase de críticas te irritan?

Los temas que evitas, la incomodidad o una reacción excesiva a ciertas situaciones revelan tu miedo a exponer un aspecto vergonzoso de ti mismo, y evidencian que se acaba de tocar una parte sensible de tu sombra.

2.-Analizar nuestras proyecciones

Ya hemos explicado anteriormente que la proyección es un mecanismo inconsciente que acontece cuando se activa un rasgo o una característica de nuestra personalidad que permanece desvinculada de nuestra conciencia. Como resultado de la proyección inconsciente percibimos este rasgo en la conducta de los demás y reaccionamos en consecuencia. Así vemos en ellos algo que forma parte de nosotros mismos pero que no reconocemos como propio.

Hacer una lista de las cualidades que nos desagradan de los demás (como por ejemplo la vanidad o el egoísmo...). Una vez hecha la lista seleccionar las características que más despreciemos... y aunque cueste de creer, el inventario final mostrará una imagen fidedigna de nuestra propia sombra personal.

3.-Interpretar nuestros sueños y fantasías

Si ponemos atención a nuestros sueños y fantasías aprenderemos mucho sobre nuestra sombra y sus contenidos. Cuando la Sombra aparece en sueños reaccionamos ante ella con miedo o desagrado. Normalmente en los sueños huimos de la Sombra, la evitamos, pero hay que decir que la actitud más adecuada será la de afrontarla y descubrir qué es y qué pretende: observar acciones, actitudes, palabras... Ya que la Sombra encarna dimensiones de nuestro ser que podrían ser conscientes, su conocimiento constituye un yacimiento muy provechoso para nosotros mismos.

4.-Aceptar nuestro lado oscuro

Se afirma que el poder integrar nuestra Sombra acaba reduciéndose a una cuestión de amor y aceptación. Amarse a uno mismo no es una tarea sencilla, ya que eso implica amar TODO lo que hay en nosotros. Es por este motivo que la atención prestada a nuestras facetas más oscuras forma parte del proceso de sanación.
 
Mayte Moreno
www.mentalis-psicologia.com